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lunes, 3 de mayo de 2010

TELEÓSTEOS

Este es, sin duda alguna, el más importante grupo de peces y el más difícil de caracterizar, puesto que hay muchas clases distintas y su radiación adaptativa es relativamente reciente. Por esta razón no son muy claras las divisiones establecidas entre los diversos grupos de teleósteos y, en consecuencia, su clasificación está todavía sujeta a cambios, y en distintos libros aparecen diferentes agrupamientos.
Se admite, por lo general, que todos derivaron de peces parecidos al arenque, conocidos como fósiles en el período jurásico.


Hace 195 millones de años, y que los actuales arenques, tarpones, espadines y la Sardina pilchardus son bastante parecidos al ancestral teleósteo. Desde este esquema estructural, relativamente simple, pronto se llegó a la inmensa diversidad de las formas vivientes, agrupándose peces tan diferentes como el caballo de mar y el atún, o las anguilas y los peces voladores.


La clave para el avance evolutivo parece haber sido el desarrollo de la vejiga natatoria, un saco que se encuentra lleno de gas y que permite una floración neutra, liberando así las aletas del esfuerzo de tener que producir una acción sustentadora. Comparados con los tiburones, los teleósteos tienen mucha más capacidad de maniobra, y muchos pueden nadar lentamente hacia atrás. El gas de la vejiga natatoria sostiene el esqueleto, por lo tanto éste puede estar constituido por hueso denso.


La cola es simétrica y las escamas suelen ser delgadas y ligeras, e incluso a veces faltan por completo. Las agallas se abren dentro de una cámara común cubierta por un opérculo, y las aletas en ocasiones son flexibles y otras rígidas, con espinas óseas.
En su interior, aparte de la vejiga natatoria, los teleósteos tienen un corazón y un sistema circulatorio eficientes, un riñón con un sistema reducido de filtrado en las formas marinas y un cerebro más complejo que los elasmobranquios. Pocos teleósteos paren crías vivas; la fecundación es casi siempre externa, y los padres o bien abandonan a su suerte a millones de huevos flotantes en el plancton (bacalao, rodaballo, curadillo), o ponen gran cuidado en unos pocos huevos depositados en nidos (lábridos), o en unas bolsas dentro del macho (caballitos de mar).


Algunos peces tienen extraños ciclos reproductivos. Los machos de los peces pescadores de las profundidades viven permanentemente unidos a las hembras y un número considerable de peces de arrecife, de aguas someras, cambian de sexo, de hembra a macho, a medida que envejecen, y son hermafroditas autofecundantes.
Los teleósteos presentan, a menudo, complejas y bellas alteraciones de color que pueden cambiar rápidamente. Los peces de las profundidades suelen ser pardos o negros, los de las capas superiores tienen los costados plateados, cuyos reflejos disimulan su presencia. Abajo, hacia el límite de penetración de la luz natural, en el océano abierto, los peces tienen los ojos cada vez más grandes, con objeto de cazar presas luminosas, o para ver las presas que ellos pueden iluminar con sus propios órganos luminosos. Otros se sirven del olfato o de detectores de vibraciones, y entonces tienen los ojos reducidos.
La mayoría de los teleósteos se alimentan de otros peces. Unos pocos filtran el alimento mediante una trama sujeta a los arcos branquiales, y muchos se especializan comiendo invertebrados, para lo cual tienen la boca adecuadamente modificada y los dientes apropiados para esta dieta. La mayoría de los teleósteos se encuentra en los mares cálidos, alrededor de la costa y en la plataforma continental. Hay menos especies, en situaciones parecidas, en los mares fríos, y asimismo son más escasos en el océano profundo que en las capas superficiales. Sin embargo, los teleósteos de mayor importancia económica –las especies de arenques y bacalao- son los que viven en las áreas de plataforma de aguas frías y en capas superficiales.

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