Estas son las algas más conocidas y más abundantes, de color marrón, producido por el pigmento ficoxantina. Hay una gran variedad de formas, desde las clases simples filamentosas a las grandes fucoides, como la Laminaria, y hasta las más complejas de todas: las algas gigantes del Pacífico.
Las más sencillas son las pequeñas Ectocarpus y sus parientes, algunas de las cuales viven como epifítos, fijadas a otras algas. En algunas de ellas, por ejemplo en la Cutleria, se percibe una marcada diferencia entre generaciones sexuadas y asexuadas. Las algas pardas más conocidas son las fucoides, que consiguen vivir en la zona entre mareas, luchando con la exposición regular al aire y la desecación parcial. Muchas de ellas viven de dos a cuatro años, pero la Ascophyllum,
de crecimiento más lento, puede vivir hasta 19 años. Las fucoides tienen su hábitat preferido en las costas rocosas templadas, parcialmente abrigadas de la acción de las olas, y los experimentos de desbroce han revelado el delicado equilibrio que mantiene sus condiciones de vida y los años que se requieren para reinstaurarla. La acción de los herbívoros sobre las plantas jóvenes es un factor muy importante en el límite de colonización de las fucoides costeras, como el Ascophyllum, tienen vedijas repletas de aire en sus frondas y están relacionadas con el sargazo, que flota en enormes masas en el mar de los Sargazos.
Por debajo de la zona entre mareas, las grandes Macrocystis, que se fijan a las rocas mediante un soporte radicular y tienen un tallo grueso y unas hojas grandes y aplanadas. Esta es la generación asexuada de estas plantas, que se alterna con un estadio microscópico sexuado. Las mayores Macrocystis se hallan en la costa del Pacífico y tienen más de 60 metros de longitud.
Se enraízan en agua mucho más profunda que la Laminaria europea y tienen gran importancia el la ecología de la región, puesto que sustentan una variada fauna en la que figuran peces herbívoros. Las algas se cosechan para extraer alginatos, y, cuando se corta, la gran Macrocystis crece hasta más de un metro por día. Como son tan grandes, resultan ideales como material experimental, y se ha demostrado que, como las plantas de tierras altas, tienen células especiales en el tallo que realizan un translocación de materiales alimenticios.
Sin embargo, las algas pardas no producen nunca almidón como producto final de la fotosíntesis, sino manitol, aceite y laminarían, un polisacárido usado comercialmente.
El manitol que se extrae de la Laminaria corresponde al 16% del peso total de la planta y constituye una valiosa adición a los suministros mundiales de azúcar.
Las más sencillas son las pequeñas Ectocarpus y sus parientes, algunas de las cuales viven como epifítos, fijadas a otras algas. En algunas de ellas, por ejemplo en la Cutleria, se percibe una marcada diferencia entre generaciones sexuadas y asexuadas. Las algas pardas más conocidas son las fucoides, que consiguen vivir en la zona entre mareas, luchando con la exposición regular al aire y la desecación parcial. Muchas de ellas viven de dos a cuatro años, pero la Ascophyllum,
de crecimiento más lento, puede vivir hasta 19 años. Las fucoides tienen su hábitat preferido en las costas rocosas templadas, parcialmente abrigadas de la acción de las olas, y los experimentos de desbroce han revelado el delicado equilibrio que mantiene sus condiciones de vida y los años que se requieren para reinstaurarla. La acción de los herbívoros sobre las plantas jóvenes es un factor muy importante en el límite de colonización de las fucoides costeras, como el Ascophyllum, tienen vedijas repletas de aire en sus frondas y están relacionadas con el sargazo, que flota en enormes masas en el mar de los Sargazos.
Por debajo de la zona entre mareas, las grandes Macrocystis, que se fijan a las rocas mediante un soporte radicular y tienen un tallo grueso y unas hojas grandes y aplanadas. Esta es la generación asexuada de estas plantas, que se alterna con un estadio microscópico sexuado. Las mayores Macrocystis se hallan en la costa del Pacífico y tienen más de 60 metros de longitud.
Se enraízan en agua mucho más profunda que la Laminaria europea y tienen gran importancia el la ecología de la región, puesto que sustentan una variada fauna en la que figuran peces herbívoros. Las algas se cosechan para extraer alginatos, y, cuando se corta, la gran Macrocystis crece hasta más de un metro por día. Como son tan grandes, resultan ideales como material experimental, y se ha demostrado que, como las plantas de tierras altas, tienen células especiales en el tallo que realizan un translocación de materiales alimenticios.
Sin embargo, las algas pardas no producen nunca almidón como producto final de la fotosíntesis, sino manitol, aceite y laminarían, un polisacárido usado comercialmente.
El manitol que se extrae de la Laminaria corresponde al 16% del peso total de la planta y constituye una valiosa adición a los suministros mundiales de azúcar.
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