Hemos visto cómo distintas especies próximas entre sí se agrupan en géneros. A su vez, distintos géneros se agrupan en “Familias”, y, a su vez, las Familias se agrupan en “Órdenes”. Varios Órdenes se agrupan en “Clases”, y varias Clases componen un “Phyllum” (en el caso de los organismos heterótrofos) o una “División” (en el caso de los organismos autótrofos). Por encima de la categoría de Phyllum o División se encuentra el Reino, que es la más elevada dentro de esta jerarquía.
Ejemplos: A cada una de estas subdivisiones se le denomina “taxón”, y es por ello que se denomina “Taxonomía” a la rama de la Biología que se encarga de la clasificación de los seres vivos. Además de los indicados, a la hora de clasificar una especie o grupo de seres vivos pueden utilizarse algunos taxones adicionales, como, por ejemplo, “Subclase” (que estaría por debajo del taxón “Clase”, pero por encima del taxón “Orden”), o “Superfamilia” (que estaría por debajo de “Orden” y por encima de “Familia”). En cualquiera de los casos, lo que sí hay que tener en cuenta es que cuanto mayor sea el orden jerárquico del taxón, mayor número de organismos incluirá éste, al propio tiempo que el grado de parentesco va disminuyendo. Por ejemplo, el perro y el hombre pertenecen a la Clase Mamíferos, por lo que están más emparentados entre sí que el cocodrilo, que pertenece a la Clase Reptiles. A su vez, el perro y el gato son parientes mucho más cercanos que el perro y el hombre, dado que tanto el perro como el gato, aunque pertenezcan el primero a la Familia Cánidos y el segundo a la Familia Felinos, ambas Familias se incluyen dentro del Orden Carnívoros, distinto del Orden Primates en el que se sitúa el hombre.
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