A día de hoy no existe todavía una clasificación de los seres vivos –de entre las muchas que se han propuesto- que sea generalmente aceptada por la comunidad científica. Esta falta de consenso obedece a que no hay ninguna de ellas que goce de la coherencia suficiente como para explicar todas las relaciones de los organismos clasificados. Siempre hay algún aspecto que supone una laguna a la hora de establecer el parentesco entre los distintos grupos de seres vivos. Y ello no es de extrañar, sobre todo si atendemos a los organismos más sencillos, ya que, por un lado, los caracteres a tener en cuenta para establecer comparaciones se reducen notablemente en ellos, y a menudo hay que acudir a determinados aspectos relacionados con la bioquímica, tales como la presencia o ausencia de determinadas sustancias. Por otra parte, el registro fósil de los animales más sencillos es demasiado pobre, lo que resulta comprensible dado que su pequeño tamaño y la ausencia de estructuras esqueléticas impiden que hayan llegado hasta nuestros días ejemplares lo bastante preservados como para extraer datos concluyentes. En consecuencia, cuando se propone una clasificación de todos los seres vivos, a menudo nos encontramos con serias dificultades a la hora de establecer el grado de parentesco de los distintos grupos, pues en la mayoría de las ocasiones las hipótesis en que se basa cada una de las clasificaciones propuestas suelen ser bastante arbitrarias y, por lo tanto, muy poco subjetivas.
Sólo desde hace unas décadas, los avances de la Ciencia en los campos de la Biología Molecular y la Genética, mediante técnicas como, por ejemplo, la comparación de las cadenas de ADN, han empezado a obtenerse resultados que han arrojado mucha luz a la hora de afrontar la espinosa tarea de elaborar una clasificación comprensiva de todos los seres vivos. Sin embargo, aunque el camino que queda por recorrer es largo, es posible que en un fututo no demasiado lejano se llegue a establecer una clasificación que satisfaga a todos los científicos.
A continuación se expone la clasificación de los seres vivos más aceptada hoy día. No porque realmente cumpla los requisitos exigibles a una clasificación de este tipo (de hecho, adolece de numerosas imperfecciones y puntos muy débilmente explicados), sino porque permite, al menos, hacernos una idea de las relaciones existentes entre los seres vivos que nos son más conocidos. Se trata de la propuesta por Whitakker, denominada “los cinco Reinos” debido a que establece una división de todos los seres vivos en cinco grandes grupos, cada uno de los cuales recibe el nombre de “Reino”, en contraposición con la antigua clasificación que establecía sólo dos: el Reino animal y el reino Vegetal. Estos cinco Reinos son:
1º Reino MONERAS
2º Reino PROTOCTISTAS
3º Reino FUNGHI
4º Reino PLANTAE
5º Reino ANIMALIA
Las principales características de cada uno de ellos son las siguientes:
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